psicomotricidad

En las primeras etapas del niño, el cuerpo, los sentidos y el movimiento son el primer y principal contacto con el mundo exterior. Progresivamente, va alcanzando nuevas adquisiciones motrices, como por ejemplo el control de su postura, los cambios de posición, la posibilidad de desplazarse, de manipular objetos, etc. que le permiten explorar, aprender, comunicarse y ganar mayor autonomía.

El desarrollo psicomotriz es fruto de la interacción entre factores internos, como los intereses, la motivación y la habilidad del niño, y factores externos, como los entornos físico y social. Por este motivo, es imprescindible proporcionar un entorno adecuado al nivel evolutivo del niño que favorezca su juego corporal: en su regazo, en el suelo, en el parque, etc.

Se diferencian dos tipos de motricidad: la motricidad gruesa, que permite realizar movimientos globales y que implica la acción de grandes grupos musculares; por ejemplo: andar, correr, saltar, etc. y la motricidad fina, con la que se realizan movimientos con mayor precisión y que implica la acción de pequeños grupos musculares; por ejemplo: escribir, trepar, comer, etc.